Te interesa
aquella gran sobremesa,
el brasero de la abuela,
la lana,
que de las madejas se desdevana.
Te interesa
aquel espacio,
un hueco, un regazo,
y el frío no es tal.
Se arrugan,
en el horno, las manzanas.
Menguan con vainilla,
reblandecen en mantequilla
con mosto para delirar.
Ya tintinean las tazas,
ya tintinean a ritmo de vals.
No hay comentarios:
Publicar un comentario