Me mira en los momentos cruciales,
tumbado panza arriba.
Espera en toda su extensión.
Espera y,
si no me acerco,
me mira.
Espera en medio de la noche
y entonces no es sigiloso.
Tan sólo mímicamente apuntarle,
y me mira.
Toda mi sangre es para vos,
un barril lleno.
Y si me voy,
me cruzan sus ojos,
ésos que rezan por mí,
acuosos y que me miran.
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