A veces salen de fiesta
los hombres heridos.
Y cruzan corriendo
los lugares más inhóspitos.
En su delirio vislumbran
plantaciones de gigantes.
A veces,
muchos hombres,
también alguna mujer,
forman círculos.
Y si hay algo gracioso,
en general no ríen.
Voces roncas
devienen lacrimógenas.
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