En la misma entrada paraba el tranvía. Un lugar bien comunicado donde sobraban ellas, todas muy jóvenes, mentalmente viejísimas. Sencillamente había más profundidad en unas paredes blancas, que en aquellas conversaciones insulsas y llenas de afectación. Odiaban que me levantara temprano, yo no podía con sus intransigencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario