ME COLOCO DE ENFERMOS



sábado, 28 de enero de 2012

EL DESVÁN DE TEA

Dicen que nadie vuelve de la pena.
Dicen que, como mucho, te envían
a un recurrente cuartito,
del que buscas la llave,
del que pareces conocer todos
los rincones y entresijos.
Entonces caes
y, tras las escaleras,
no hay ensenada.
La sala aparece
completamente diáfana,
ni muebles ni maletas.
No queda esperanza
y, al trasluz, se forman
borrascas de polvo.

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