Las crías de humanos burgueses, por lo general, se caracterizan por cierta querencia a prolongar y conservar el mismo estilo de vida que llevaron sus padres. En su fase adulta pueden ser individuos cultivados o no, pero es clara su tendencia al derroche, a las neveras vacías y a las cocinas intactas.
Una cría menos afortunada, en el patio de una parroquia, practica un deporte considerado básico mientras repite una y otra vez: "Soy minero".
En otras zonas del mundo la fortuna consiste en conservar y prolongar la vida de las crías.
LAS HORAS DEL DÍA-JAIME ROSALES (2003)

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