Prejubilado, 61 años (con tantas arrugas que parecía más viejo que mi abuela que murió con 101) en la barra de un bar con un vaso de vino: ¿qué?, ¿sóis de Toledo?. Y nosotras: NOOO (muertas de risa).
El siguiente fue un finlandés de alto tupé que, con un aspecto muy afligido, susurraba una melodía de lo más triste. Para él: vodka. Para nosotras: desayuno. De enajenado nos brindó su equipaje y ahora somos ricas y viajamos a Helsinki.
NUORI RAKKAUS-RAULI BADDING SOMERJOKI
No hay comentarios:
Publicar un comentario