BOSQUECITO

La pesadilla medía tres metros y medio. Bordeándola había un centenar de Nachos Vegas. 0uno era el paseante. Asombrosamente no demostraba cansancio, pero absorbió todo el tonel. Agua, sólo agua, ondas de su lengua que veíamos desde el fondo. Ya parecíamos criaturas desmembradas, sin embargo 0uno no tenía hambre, sólo sed, ganas de camino, nada de qué hablar. ¿Os acordáis?. Llegó a nuestra solidez y nos evitó. Fue aquel otro árbol que, al alzar la vista desde un tonel, nos avisó.

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