Las patas iban para atrás. Tenía como recuerdo indeleble una cocina llena de cangrejos. Para atrás, excursiones armarios-mármoles rodeando cualquier objeto y ascendiendo por su cuerpo. Se hacía llamar Iniciado, pero iniciado de qué, iniciado hasta cuándo. Tenía como recuerdo indeleble un esqueleto con un nauseabundo olor a lejía. En su playa, en su cubo, nunca hubo arena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario